yè yuān (夜 渊, Noche Profunda) | Reclutamiento Syaoran Li Shang

Un palacio tradicional chino se alzaba sobre el centro de Shangai, China. Una enorme sala iluminada bajo los rojizos tejados del edificio, una alargada mesa de sáuco y varias sillas enderredor dle mismo material, aunque con cojines y ornamentos para hacerse más cómodos. Recordaba todo lo pasado, cuán daño había hecho a la sociedad pese a su sangre aristócrata. No odía permitir que éso volviera a pasar nunca más. No debía manchar el nombre de su noble familia aristócrata.

Salió hacia un largo pasillo del Palacio hacia una habitación concreta, que estaba en un pasillo largo que hacía forma de "L" con respecto a la sala y pasillo anteriores. Abrió la puerta cuyo pomo era dorado y un unos kanji del mismo material que éste, que rezaban el nombre de su propietario: "Syaoran Li Shang".

Al entrar, cerró suavemente. Sus ojos observaban una lujosa habitación, con cama con dosel, un armario bastante grande, dos sofás, tres sillas y dos mesas rectangulares con cojines carmesí, como las cortinas del dosel de la enorme cama que descansaba sobre una pared. Sobre una de las mesas se situaba una pequeña figura, la figura del «pakua», de madera y está adornada con los ocho trigramas y con el simbolo yin y yang en el centro, ir pintados de rojo, símbolo de la felicidad, o de amarillo, símbolo de nobleza, poder y estabilidad. (Se considera como un excelente protector, capaz de desviar los conflictos y las malas influencias, y muchos chinos lo colocan en el exterior, sobre la entrada principal, de sus hogares para repeler las cosas desagradables que llegan de la calle. Se utiliza cuando el exterior es muy agresivo, cuando apuntan hacia la casa antenas parabólicas, calles con mucho tráfico, etcétera, se coloca discretamente enfrentado a la fuente de energía negativa que necesitemos desviar o contrarrestar.), postrada hacia las ventanas y la puerta, aislando la habitación y al propio dueño de los males.

Un traje elegante chino color azul marino y dorado hacía perfecta la figura de Syaoran Li Shang. Unos ojos azules rasgados color zafiro y brillantes con un ligero brillo de tono lila claro adornan un rostro pálido, así como una cicatriz en forma de cruz en su mejilla izquierda, y con un característico cabello largo y color obscuro, con un ligero toque o azulado oscuro, recogida normalmente en una coleta de caballo. Un sash dorado junto con unas finas cadenillas doradas mantenían a cada lado una kukri nepalesa a cada lado.

Le extrañaba el hecho de que durante todo el día, incluso la misma noche, eran esa misma tranquila noche, todos los días. Syaoran investigaba demasiado, lo que hacía tener una pila de papeles escritos con una letra y caligrafía pulcras y estilizadas, con debidos kanjis, sobre una mesa adicional de jade de escritorio rectangular y bastante grande, con onamentos chinos tradicionales de su tierra, incluso el sillón donde se asentaba era propiamente de estilo chino, con ornamentos de jade y dorado y con un especial cojín carmesí.

Se asentó en éste, leyendo las investigaciones hechas. Últimamente no había camios, solo que la noche cada vez era más intensa. Con una mano en la barbilla y los ojos tranquilamente cerrados, meditaba sobre lo ocurrido, ya que en una de las últimas reuniones o Juntas que había tenido con sus consejeros, habían hecho varios asesinatos, y no era su culpa. Según las descripciones de las autoridades, habían sido monstruos "volantes" y a veces de una criatura similar a una momia, en plena noche. El aumento de ataque era tal, que el mismo aristócrata tenía que arreglarlo, pese a no encontrar una prueba, pues los ataques dejaan a la gente polvorietna, sólo con sus ropas.

Sólo el tiempo lo diría, el cuándo y cómo acabaría esa pesadilla. El joven aristrórata había dicho en la última de sus reuniones:

"Que la gente no salga de sus casas. Es bastante peligroso salir en solitario y en grupos. Mantengan cuidado con esas criaturas. Que no les vean sino desean tener el mismo fin que muchos de los habitanes de Shangai."

Y tan pronto como lo hizo saber en esa conferencia, se levantaron mejores protecciones contra los invasores, aunque no serviría de nada. Al menos les dañia algo de tiempo, aunque éste se presentaba pequeño.