Dorinta Nevinovat

-Dorinta-chan corre!!-
-Esperame Luna….-
-Jeje…vamos ya mero llegamos-

Me encontraba con m mejor amiga que tenía desde la infancia, nos dirijiamos a un jardín que habiamos descubierto recientemente y que una gran cantidad de flores crecían en ese lugar, era realmente hermoso. Nuestro secreto jamas se dio a conocer ya que habiamos prometido que ese lugar iba a ser para nosotras y para nadie mas. Era sobrina de un cientifico de la orden cuyo trabajo se localizaba en la rama europea, siempre me contaba sobre las inocencias que llegaban cada día y sobre las misiones que debían realizar…me fascinaba.

Pasaron los años y nuestro jardín siempre se mantuvo en secreto, me salía al atardecer de mi casa y me dirijia a ese lugar al igual que lo hacia Luna. Cumplimos los 18 años y seguiamos manteniendo nuestra amistad que se logró con una simple mirada en un circo que había pasado ya hace tiempo en la ciudad. Luna era muy linda, sus cabellos eran negros y su piel era blanca como la nieve sin olvidar sus ojos, ademas de que era demasiada fuerte fisicamente siempre vencía en los pleitos que le ocasionaban los jóvenes y siempre me defendía sobre cualquier insulto sobre el trabajo de mi tío.

-Luna…siempre seremos amigas?-
-Claro que siempre lo seremos Dorinta-
-Como estas segura-
-Mhmm…porque quien cuidaria de ti, tu? No jaja-
-Aww…que mala jaja-
-Sabes que juego Dori-chan, siempre estare contigo. Yo tu dragon y tu mi jinete-
-Luna…Gracias…-


Fue la ultima conversación que tuvimos antes del accidente que nos ocurrio, accidente que cambio mi vida completamente. Despues de 2 semanas me dirija como siempre al jardín cuyas flores giraban torno al sol, soltaban sus hermosas fragancias y sus vivos colores alumbraban el lugar. Al llegar me quedé realmente impactada, no podía creer lo que estaba viendo…Luna había contado el secreto a alguien, a un joven cuyo cabello era castaño claro y su complextura era delgada. Se encontraban de espaldas y tomados de la mano y reían entre si al igual que entablaban conversaciones, no podía saber que decían pero sabía que no era algo bueno ya que el rostro de Luna cambio rápidamente a uno de confusión y de desagrado. Continué viendo y todo seguía empeorando hasta que el joven soltó el primer golpe hacia Luna, yo me levante de mi escondite y corrí hacia ella, ella volteo rápidamente.

-Luna!!!-
-Dorinta….VETE!!! es peli…-

No termino de decirme la advertencia porque su cuerpo había sido atravesado por una espada, cuya persona que la empuñaba era el mismo joven al cual Luna había llevado ahí, no me podía mover su sangre había salpicado en mi cara y su cuerpo había caído en mis brazos. Mi cuerpo temblaba al igual que se entumía, mis ojos se quedaban viendo el cuerpo sin vida de Luna y mis manos empezaban a temblar al momento que sentía la sangre recorriendo mis dedos. El joven empezaba a acercarse a mi y yo simplemente sostenía en mis brazos el cuerpo de Luna. Mi vida estaba llegando a su fin, todo se volvía oscuro en ese momento, no podía reaccionar ni podía moverme para defenderme pero..algo salvó mi vida, escuché la voz de mi tío combinada con el sonido de un arma atravesando a un humano sin piedad. Miré y a lo lejos estaba corriendo mi tío y enfrente de mí otra persona y…efectivamente, su arma había atravesado el cuerpo del joven asesino. Antes de morir logró acariciar mi mejilla y pronunciar unas palabras un tanto extrañas.

-Estas bien Dorinta…-
-Luna..Luna ha muerto tio!!!-
-Lo se Dorinta..lo se..-


Pasó un año y yo continue mis estudios junto con mi tío siendo una cientifica de la orden. Me enseñaron todo respecto a las inocencias y sus características de cada una, aprendí a valerme por mi misma pero aun así aun tenía la memoria de mi mejor amiga. Siempre me pasaba el día trabajando en los papeleon y leyendo las inocencias de cada uno, todo se me hacía demasiado interesante y mucho mas el poder ser un apostol de dios usando a la inocencia.
Un día mientras me encontraba leyendo el informe de una misión se escucharon ruidos en la sala donde se estaba llevando a cabo los experimentos de una nueva creación de exorcistas mediante la robotica y la tecnología. Me levanté de mi lugar y empecé a acercarme a dicho lugar, llegue a la puerta y abriendola lentamente vi que sucedía, adentro estaban los cientificos y una figura robotica con forma de una humana con alas pequeñas, garras y orejas puntiagudas, dichos cientificos gritaban que la inocencia se había salido de control. Me adentré a la sala y observe mejor que la robot emtia un brillo realmente fuerte de su cuerpo al verme se acerco a mi rapidamente estampandome hacia la pared.

-Dorinta vete de aquí es peligroso!-
-Solamente tiene miedo…-
-Vete!!-
-Que no! Ella solamente quiere defenderse!-

Yo alzé mi mano lentamente hasta la mejilla de la joven robot hasta finalmente tener contacto con ella, al tocarla su brillo aumento para empezar a descender su intensidad poco. Cuando el brillo descendio hasta apagarse las alas, orejas y garras desaparecieron dejandola como a una humana normal (sin ropa…) yo me acerqué a ella y quitándome mi bata se la coloque encima ella me miro y tomando mi brazo me jaló para abrazarme

-Tranquila…ya todo esta bien-
-Gra..gracias..-
-Encontramos nuestra exorcista-

Todos me tomaron de los brazos y me llevaron a la sala de operacion, no sabía que ocurria puesto a que tambien llevaron a la joven . Cuando estabamos dentro me pusieron algo en mi boca y me adormci sin saber que ocurría a mi alrededor.

Desperté y al abrir mis ojos me encontraba en la enfermería y la joven anterior se encontraba dormitando en una de las sillas de mi lado derecho, me senté en la cama y tenía un dolor en mi nuca -Porque me duele...- no termine la frase porque al momento que ponía mi mano en la nuca sentí algo con textura metalica, en ese momento entró uno de los cientificos y la joven en mi lado derecho desperto abriendo sus ojos lentamente. El empezo a explicarme los detalles para finalmente felicitarme y presentarme a mi compañera -Noa...-